domingo, 31 de mayo de 2009

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Tiene uno que caer en la tentación. Pero ¿se puede? Volver a recorrer aquellas tierras. Tender aquel cielo. Seguir los movimientos de aquellas figuras reunidas por la casualidad como un niño resigue con el dedo las líneas de un laberinto sin hallar la salida. Volver a preparar los asientos para nosotros, a fin de poder ocuparlos. ¿Se puede? Entonces empezábamos a darnos cuenta del precio que debe pagar el que busca la belleza: éste está a la merced del horror y tambien comprendiamos que uno no puede aferrarse a nada en esta vida. La luz cambiará, nosotros envejeceremos, el molino de las repeticiones ya se ha puesto en marcha y al fin comprendemos que nada falta eternamente.

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